Armando necesita llorar, pero nadie le quiere dejar. Le dicen que es de niñas, de flojeras, de cobardes, de pequeños. Menos mal que al final, Armando, descubre que hay ciertos nudos que solo se deshacen llorando.
Vista previa: ARMANDO, NO ESTARAS LLORANDO
Este sitio web utiliza cookies, tanto propias como de terceros, para mejorar su experiencia de navegación. Si continúa navegando, consideramos que acepta su uso. Más información